La COVID-19, La vulnerabilidad entre las personas de la tercera edad ante el virus, ha generado la necesidad de la cuarta dosis para la pandemia.
El proceso de vacunación de la cuarta dosis para la COVID-19 sigue siendo un tema a tratar, en relación a sus estrategias para continuar combatiendo la pandemia.
Desde febrero de 2021 ha surgido la necesidad de administrar una nueva dosis de la vacuna en adultos mayores de 80 años, por ser una población con altos índices de vulnerabilidad.
Las estrategias de aplicación de dosis para enfrentar la COVID-19 buscan ofrecer la mayor protección posible contra las enfermedades y secuelas causadas por el virus.
El cronograma de vacunación ha sido modificado por las autoridades a medida que nuevas dosis han sido autorizadas, las circunstancias epidemiológicas de cada región y los nuevos conocimientos científicos que son compartidos.
Las dosis actuales contra del COVID-19 ofrecen un alto nivel de protección contra un avance grave de la enfermedad. Sin embargo, se sabe que su efectividad en caso de prevención de infecciones o contra un avance leve o moderado de la enfermedad no es tan alto.
Los expertos sanitarios también tienen en cuenta los problemas causados por las diversas variantes del SARS-CoV-2, que vienen registrando mutaciones en la proteína S.
Este último factor influye el incremento de la capacidad de transmisión, y en el hecho de que algunas variables no tengan el mismo efecto protector ante determinadas variables.
Una estrategia para proteger a la población más vulnerable
Investigaciones realizadas en diversos países sobre el grado de efectividad de las vacunas, revelaron que el grado de protección ante la enfermedad asintomática relacionada con Omicrón, es menor frente a la variante Delta.
Se registró una reducción rápida de la efectividad del tiempo transcurrido desde la aplicación de la última vacuna.
Los detalles de la investigación registraron que la efectividad decae 10% menos después de seis meses tras la segunda dosis, con un incremento entre 50% y 75% para los primeros tres meses luego de la tercera dosis, y una reducción entre 50 y 70% de cuatro y seis meses.
A pesar de estas estadísticas, el índice de protección ante la gravedad del virus continúa siendo bastante elevada. Sobre todo, a continuación de la tercera dosis: la efectividad a los seis meses después de la segunda es de 30%-35%, reduciéndose entre 75%-85% hasta los seis meses.
El 80% de la población de la tercera edad ha recibido la tercera dosis, mientras que al menos el 86% de las personas desde los 12 años ya cuenta con ambas dosis.
Quiénes deben recibir la cuarta dosis
El cronograma para la aplicación de la tercera dosis contra la COVID-19, ya tiene varios meses en marcha enfocado a los grupos más vulnerables (población entre la que se encuentran los adultos mayores).
Toda esta estrategia vacunal debido a que la protección empieza a perderse con el tiempo, hace que muchas personas comiencen a preguntarse: “¿Quién debe recibir la cuarta dosis exactamente?”
Cada país la está aplicando de acuerdo a sus propios criterios, lo que significa que la prioridad poblacional varía alrededor del mundo.
Por ejemplo, Israel, se encuentra aplicando la cuarta dosis desde comienzos de este año a toda la población inmunodeprimida y aquellos adultos desde los 60 años, siempre y cuando hayan transcurrido cuatro meses de la tercera vacuna.
Mientras que, en el caso de países como Estados Unidos, la vacunación con la cuarta dosis está recomendada a toda la población desde los 50 años y a las personas inmunodeprimidas a partir de los 12 años cuatro meses después de la tercera dosis.
Recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) y el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), publicó una investigación donde limita la aplicación por edad a personas desde los 80 años.
En el estudio también se mencionó la posibilidad de ampliar este grupo a un rango de edad de 60-80 años, dependiendo de la evolución de la pandemia y los indicadores epidemiológicos que se presenten.
Reducción de casos graves tras la cuarta dosis
Estudios publicados por Israel, revelaron que la administración de la cuarta dosis elevó hasta 10 veces la producción de anticuerpos neutralizantes.
Al mismo tiempo, los casos de gravedad por COVID-19 disminuyeron significativamente en comparación con aquellas personas vacunadas solo con una tercera dosis.
La publicación también mostró que la aplicación de esta dosis es segura, y no se reportaron incremento de reacciones adversas.
En España sigue planteándose la pregunta “¿para cuándo aplicar la dosis?”, teniendo en cuenta el aumento de casos entre la población de edad más avanzada.
¿Cuándo aplicar la cuarta dosis de la vacuna para la COVID-19?
Según los expertos sanitarios, la aplicación de la cuarta dosis de la vacuna para la COVID-19 tendrá la finalidad de incrementar la protección frente al virus.
Los refuerzos de esta etapa de vacunación son especialmente promovidos entre las personas mayores de 50 años.
Se han registrado un mayor número de fallecidos y personas con secuelas entre este sector poblacional por lo que el llamado es a proteger las personas que se encuentran dentro de este rango de edad.
¿Pero qué hay de las personas menores de 50 años? ¿Cuándo deben ponerse la cuarta dosis?
Los especialistas a nivel mundial indican que la cuarta dosis puede comenzar a colocarse, tras cinco meses desde la aplicación de la tercera dosis.
Por otro lado, aquellos menores de 12 años en adelante que padezcan de inmunosupresión también se encuentran dentro de la población que debe contar con el refuerzo.
Pero en España, donde ya se administra la cuarta dosis a las personas inmunodeprimidas, comienza a plantearse la necesidad de incluir a los adultos mayores de 80 años dentro de este cronograma de vacunación.
Por los momentos, no se habla de extender esto a otros grupos. Aunque todo dependerá de los resultados de la vigilancia epidemiológica.
Aquellas personas que tengan dudas sobre la cuarta dosis y el cronograma de vacunación en general, deben consultar con las autoridades sanitarias correspondientes.