Carmen Verbel es la modelo colombiana con una historia se ha hecho famosa, ya que de vendedora de pescado, pasó a ser una cotizada modelo.
Verbel es una colombiana que en la actualidad es una de las modelos más cotizadas de Colombia. La historia de esta joven ha sido publicada en diversos portales de moda y entretenimiento. Y es que esta joven colombiana es el reflejo de la superación para miles de personas que ven el Verbel, la inspiración para seguir los sueños aunque otros digan que “no sirves para eso”.
Una historia inspiradora
La historia de Carmen Verbel es en verdad inspiradora. Desde muy pequeña, la joven sabía que su mayor sueño era ser una de esas modelos o reinas de belleza que siempre veía en la televisión junto con su tía. Sin embargo, fueron muchas las personas que se burlaron de su sueño y dijeron que ella “no servía para eso”.
A pesar de esto, la vida le reparó una sorpresa a Carmen, cuando el diseñador de modas colombiano Darío Valencia la descubrió un día mientras la joven vendía pescado con su madre.
Carmen se dedicaba al atletismo y para ayudar a la economía de su familia, se vendía pescado junto con su tía.
La joven encantaba a todos con sus sonrisas y actitud, pero ella no pensó que sería justo su actitud lo que atraería al diseñador.
Para Valencia, no se trata del origen, sino que “la clase” es algo innato que tienen las personas. Y por eso, cuando el diseñador vio a Carmen supo que la joven tenía el potencial necesario para convertirse en modelo.
Darío se acercó a Carmen y le dejó su tarjeta pidiéndole que lo contactara, pero aunque la oportunidad era demasiado prometedora, Vergel no lo contactó. Sin embargo, así la joven no lo hubiera hecho, el destino se encargaría que la moda volviera a cruzarse en el camino de Carmen.
Los obstáculos de Carmen Vergel
Desde su nacimiento Carmen ha debido perseverar por sus sueños y lograr lo que anhela. Ella no nació en cuna de oro, sino en el seno de una familia humilde, pero muy amorosa.
Cuando era muy chiquita solía mirar con anhelo a las reinas de belleza que se mostraban en la televisión, y entonces le decía a su madre que quería ser como ellas.
Durante toda su vida, Carmen le preguntó a sus amigos si ella podría llegar a ser igual que esas modelos. Pero en lugar de animarla, esta clase de amistades lo que hacían era intentar desanimarla diciéndole que alguien como ella no servía para dedicarse a nada de eso.
Muchas personas que dijeron a Carmen que lo suyo era un sueño infantil que jamás podría cumplir porque alguien como ella no tenía no suficiente para ser modelo, ni conseguiría ninguna oportunidad para intentarlo. Pero sin importar lo que los demás dijeran, Carmen se negaba a renunciar a su sueño o a considerarlo algo imposible, por lo que lo mantuvo como algo que se decía a sí misma, que algún día lograría.
Y mientras los años pasaban, Carmen comenzó a dedicarse al deporte por una sugerencia de una amiga. Se convirtió en atleta de salto triple, jabalina y salto largo. Y para poder practicarlo debió mudarse a casa de una tía con quien salía a vender pescado para así contribuir a ayudar a la economía de la familia.
Vender pescado le cambió la vida
Si Carmen no hubiera vendido pescado junto con su tía, no habría sido descubierta por Darío Valencia. Aquel día, el diseñador se sintió fascinado por la joven a la que le dejó su tarjeta de contacto. Pero aunque esperó, no recibió ninguna llamada de la joven.
La razón de que Carmen no lo contactara aunque aquella fuera la oportunidad ideal para convertir su sueño en realidad era que ella no se sentía lo suficientemente preparada. Carmen tenía un sueño, pero a pesar de esto cuando recibió la propuesta del diseñador comenzó a pensar si en verdad ella tendría todo el potencial necesario.
Debido a que se sentía algo insegura de su potencial, pero al mismo tiempo se negaba a abandonar su sueño, se inscribió en la reconocida academia Arte Pasión y Cultura en Colombia.
Allí, Carmen con ayuda de sus profesores trabajó en sus técnicas de modelaje y proyección ante las cámaras. Sus profesores reconocieron su talento y elogiaron los grandes avances que esta joven lograba.
Otra de las personas que confiaron en su talento fue el director de la academia, Jheiton Rangel, quien ayudó a empoderar a Carmen y a que mostrara con orgullo las raíces afro ya que esa era una esencia, y no tenía por qué temer demostrar la mujer que era.
El fruto de los esfuerzos
Durante su época de estudio en la academia, Carmen debía compaginar su horario de estudio con ayudar a su tía a vender pescado.
Desde las 5:00 am hasta las diez de la mañana la joven se dedicaba a vender pescado. Y luego de ello dedicaba todo el día hasta las 6:00 pm a practicar para poder estar algún día sobre una pasarela.
Cuando llegó el momento se sentirse lo suficientemente preparada, se presentó en un casting donde el destino volvió a cruzarla con el mismo diseñador que tiempo atrás le había dado su tarjeta de contacto. Darío de inmediato reconoció a la joven como aquella chica que vendía pescado, y la anécdota es algo que hoy en día hace sonreír a Carmen quien jamás ha olvidado sus orígenes.
Darío ha querido que Carmen se grande, porque ahora gracias a las redes mucha más gente ha conocido su historia y visto su potencial.
Hay quienes incluso quieren a la hermosa modelo colombiana en otros países.
La historia de Carmen es una historia que ha inspirado a muchos, y la modelo ha dicho que lo más importante es siempre seguir creyendo en los sueños. Además que comentó que sus sueños aún no se han terminado, porque su anhelo ahora es llegar a Nueva York y desfilar en la Gran Manzana.