La volatilidad del Banco Central de Turquía ha contagiado a su economía con su cambio de tres gobernadores en dos años en medio de un panorama turbulento.
Como una decisión idiota se ha calificado al nuevo cambio de gobernador del Banco Central de Turquía. El despido súbito del Tercer Gobernador fue criticado con contundencia por Timothy Ash, analista de Bluebay Asset Management.
Este es el tercer cambio en tan solo dos años y fue firmado por Recep Tayyip Erdogan. La medida tuvo cobertura de la noche de la firma y del fin de semana, como una forma de amortiguar el impacto que causaría esta decisión en los mercados reacios a los hilos fuera de la economía ortodoxa.
Una jornada sangrienta
La jornada en relación al cambio fue sangrienta. Anteriormente la divisa local había intentado ser estabilizada por la lira turca. La estrategia utilizada por el anterior banquero fue la de conseguir una estabilidad a través de la subida de los tipos de interés. Pero la realidad fue que en unas pocas horas se debilitó un 9%, sin embargo para el final de la jornada logró recuperar nuevamente cierto nivel de estabilidad.
Pero a pesar de esto la Bolsa de Estambul debió detener sus operaciones dos veces. Las pérdidas se registraron en más del 9%. Mientras que durante el transcurso de la mañana la cotización quedó en un estado suspendido, luego de haber arrancado con un 5% de pérdidas.
Un panorama que traspasó fronteras
Este panorama económico traspasó las fronteras de la lira turca e influyó en el hundimiento de un 8% para el BBVA al comienzo de la semana. La entidad es una de las bancas que se hallan más expuestas en Europa a la deuda turca, ante los 60.000 millones de dólares en activos turcos tras la adquisición del 49,85% de la banca privada Garanti. Pero se supone que pudo capitalizarse robustamente con el fin de hacer frente a las turbulencias de la economía turca, y como consecuencia de la caída del precio y de la devaluación, consiguió amortizar por encima del 75%.
Los observadores externos tienen los ojos puestos en las perspectivas de economía de Turquía, que está en plena fase de recuperación de las consecuencias de la pandemia y las perspectivas surgidas con el nuevo cambio de gobernador.
El gobernador que dice adiós al cargo se trata de Naci Agbal, quien ha tenido puestos en el islamista Partido Jusitica y Desarrollo (AKP) de Erdogan, al igual que su contraparte Sahap Kavcioglu.
Agbal asumió el cargo el pasado noviembre y desde entonces, subió los puntos de interés básico en 875. Mientras que Kavcioglu se suscribe al pie de la letra a la teoría económica heterodoxa de Erdogan que tiene como base que “la madre y padre de todos los males” no son otros que los tipos de interés.
Las recetas de Agbal
La lira turca se recuperó un 18% que se traduce en 10.000 millones de dólares en inversión extranjera con los esfuerzos de Agbal. También contribuyó con la recuperación de las reservas de divisa dura que se habían visto disminuidas los últimos meses, ya que venían siendo usadas como un escape para mantener la medida a flote. Pero esta receta de medidas de contención de la inflación y que buscaban evitar que se devaluara la economía fue la causa de que Kavcioglu criticara recientemente las acciones de Agbal, exponiendo que los tipos de interés alto solamente ocasionan que la inflación suba indirectamente.
La heterodoxia económica que rige a la Presidencia turca es achacada por algunos observadores a la mentalidad islamista, ya que la religión del Islam prohíbe la usura. Esta es una de las razones por las que el conocido analista económico Emre Deliveli ha comentado que el despido de Agbal dos días después de que se subiera los tipos en 200 puntos básicos, puede en realidad estar relacionado con dos posibles circunstancias.
Una de las opciones que plantea es que decidió actuar sin contar con el beneplácito de Erdogan. La otra razón plantea que Erdogan tenía conocimiento de los planes de Agbal, pero posteriormente reaccionó debido a las críticas que vinieron de parte del sector más conservador, y ante estas críticas, tomó una decisión para contentarse con este sector.
Más allá de cuál sea la verdadera razón, ambos escenarios plantean el sometimiento de la economía turca al interés político presidencial que proviene de un mandatario con una popularidad que cae cada vez más (la economía decadente ha sido uno de los factores). Y mientras el presidente busca apoyo en la extrema derecha se ha activado un círculo vicioso en el que el Banco Central perdió completamente su credibilidad.
Una destitución como fin de una semana turbulenta
La noticia de la destitución del Gobernador del Banco Central fue el broche con el que cerró una semana llena de turbulencias para Turquía. En medio de todos estos acontecimientos sísmicos la Fiscalía abrió posibilidades a legalizar el tercer partido en escaños y la retirada de la firma de Ankara de la Convención de Estambul contra la violencia machista, junto a la fuerza prokurda HDP.
Diversos analistas políticos coincidieron al cierre de esta semana en que los motivos por los que actúa Recep Tayyip Erdogan, tienen que ver con el cierre de filas con respecto a su figura. Una actitud que tal vez puede estar relacionada con una convocatoria anticipada de las elecciones e imponerse nuevamente con el mismo valor que tenía anteriormente.
Las visiones de los economistas están en si se cumplirá una nueva era en la que el crecimiento exacerbado a costa del crédito domine el mercado y que eventualmente, logre rebajas de tipos como una forma de estimular el consumo. Solo queda esperar ver cómo se podrá seguir adelante con un coto a la inflación que en la actualidad llega a 15%, y además cuáles serán las estrategias que será implementadas para la pérdida de fuelle de la divisa que indudablemente generará reacciones del votante turco.
Fuentes: https://www.elmundo.es/economia/2021/03/23/6059c88cfc6c83ae5b8b45fd.html