Los productos hechos a manos solían comerciarse como “sello de calidad” muy por encima de lo fabricado en serie. Y ahora la etiqueta “hecho por humanos” busca imponerse a la inteligencia artificial.
En estos tiempos la inteligencia artificial y la automatización ha llegado para buscar sobreponerse a la mano de obra humana. Todos los procesos parecen estar automatizados y dominados por los algoritmos y pareciera que nos acercamos cada vez más a una era de automatización al estilo de las películas futuristas.
Sin embargo, en medio de todo este panorama futurístico lleno de algoritmos y automatización, hay un movimiento que está cobrando mayor fuerza: la etiqueta “made by humans”.
El sello de calidad de “hecho por humanos”
En medio de una era donde los algoritmos reinan, los productos y servicios hechos por humanos se están convirtiendo en un movimiento que busca reivindicar el trabajo humano.
Un ejemplo de ello es la emisora Radio 3 que a través de una cuña intentó dar el menaje de ser una emisora donde es posible darse el gusto de “descubrir música sin algoritmos”, y llamaba a unirse a la resistencia frente a las máquinas.
Este anuncio de tiempos distópicos de la emisora que busca transmitir que quienes deciden lo que se escucha son las personas y no los algoritmos, no llamó tanto la atención como la música escogida por humanos y no por algoritmos como suele hacerse hoy en día en la mayoría de las emisoras, y también en diversos medios del mundo entero.
Los algoritmos están presentes en la música e incluso, algunas casas discográficas han comenzado a usar programas informáticos que analizan una canción y permiten saber si se convertirá o no en un éxito.
En el pasado lanzar un tema musical o cualquier tipo de producto se valía principalmente de la pasión de quienes lo creaban para elaborar algo que fuera bien recibido por el público. Pero ahora todas las industrias requieren de mucho más que esto.
Son tiempos en los que las pérdidas no son deseadas y se busca obtener lo más cercano al 100% de éxito en cualquier lanzamiento. El punto de vista empresarial cobra mucho más valor ante distintos puntos de vista y la automatización
Automatización y algoritmos: ¿menos libertad?
La automatización y la implementación de algoritmos en distintos sectores plantean la pregunta de si la libertad creativa y la pasión se están cercenando en pos de las ganancias y el absoluto éxito.
El uso de los algoritmos hace que se descubra qué es lo más consumido por las personas y qué es lo que les provoca placer, para así decidir lo que en verdad será exitoso. Pero la otra cara de la moneda de todo esto es que tomar solamente en cuenta lo más popular o exitoso podría estar dejando de lado otros gustos y la libertad de la inspiración.
Algunos creadores y trabajadores de diferentes industrias se han declarado en contra de los procesos completamente automatizados. Sus opiniones consideran que aunque la automatización tiene sus ventajas en relación a ayudar a facilitar muchos de los trabajos humanos, el considerar esto como una “ley absoluta” solo causa que se limite lo que se puede producir y solo mostrar lo que a las personas “debería gustarle”.
En la vida humana los algoritmos no deberían manejar por completo las industrias ni suplantar en su totalidad el trabajo humano. Hay tareas de las que la automatización puede encargarse
Expertos que han debatido sobre el impacto económico e industrial que tendrán los algoritmos en los próximos años afirmaron que no existen métodos aprobados que permitan evaluar el impacto de la inteligencia artificial en los sistemas sociales y los efectos humanos que causa. Aunque lo que si cae dentro de un panorama de certeza es que los procesos de automatización seguirán evolucionando y estarán presentes en todos los aspectos de nuestra vida.
¿Los algoritmos siempre son malos?
A pesar del movimiento “hecho por humanos” en contra de los algoritmos, esto no significa que la automatización sea siempre considerada como una “villana”.
En realidad los algoritmos son aliados de la humanidad que ayudan a simplificar las cosas y a dar un nuevo paso hacia la mejora de la calidad de vida. Tal y como ocurrió cuando la era de la industrialización llegó para revolucionar con sus procesos la historia de la humanidad.
Las aplicaciones de idiomas, son ejemplos de casos donde algoritmos que ayudan a ofrecer formas de aprendizaje automatizadas que para muchos resulta una opción ideal que a través de sugerencias y una guía basada en la inteligencia artificial permite lograr sus objetivos de una manera diferente, pero al mismo tiempo mucho más sencilla. Aunque el exceso de automatización puede hacer que la parte humana se eche en falta.
Después de todo, jamás será lo mismo una inteligencia artificial y las sugerencias y decisiones basadas en algoritmos, que el trabajo humano que tiene un significado de valor que va mucho más allá de la “perfección” buscada por la tecnología.
Al final de cuentas el principal problema no radica en los algoritmos o la automatización, sino el uso que se le da a este tipo de recursos. La tecnología no debería tener en la vida humana el nivel de poder que en muchos casos se le da actualmente.
El uso excesivo de la inteligencia artificial y que los algoritmos tomen el mando es que puede llegar a alterar los gustos y la percepción de la realidad. Y con esto se sigue creando productos automatizados para el éxito instantáneo sin permitir la oportunidad de probar algo que aunque no sea igual de exitoso, podría llegar a transmitir nuevo valores e incluso dar mucho más placer.
Se trata de optimizar la inteligencia artificial y utilizar sus ventajas para ir un paso más allá hacia la mejora de la vida humana, pero manteniendo el valor hacia el trabajo humano y ningún algoritmo por más avanzado será igual que todo el significado y la valoración del esfuerzo tras el trabajo humano.
Fuentes: https://www.elmundo.es/papel/futuro/2021/03/22/60537a34fdddff739c8b456e.html