El FMI anunció en marzo pasado considerar la asignación especial de 650.000 millones de dólares en Derechos Espaciales de Giro (DEG) para beneficiar a los países en desarrollo.
En el mes de marzo, el FMI y el gobierno de Estados Unidos, hicieron un anuncio sobre dos iniciativas que tienen el objetivo de brindar a apoyo a todos aquellos países en vías de desarrollo que lo necesiten.
La Secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, hizo un llamamiento sobre la nueva emisión de derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI), que recibió la aprobación de los 20 (G-20).
Janet Yellen, declaró que esta es una iniciativa muy necesaria y una respuesta global y multilateral ante la pandemia, que busca extender los beneficios a los países en desarrollo, sobre todo, para aquellos países que se encuentran dentro del rango del ingreso medio.
Aproximadamente el 96% de los países de ingreso medio forman parte de la deuda pública de los países en desarrollo.
Se necesitan buenos resultados para afrontar la pandemia. Estos resultados son muy importante para comenzar la recuperación y estabilización financiera, ya que quienes han sufrido el mayor impacto y económico en esta crisis actual son los países en desarrollo.
Aumento en las tasas de pobreza: las regiones más afectadas
Durante la pandemia de COVID-19 se incrementó la tasa de pobreza y de pobreza extrema, debido a una pérdida sin precedentes de puestos de trabajo y caída de ingresos per cápita.
La región más afectada del mundo es América Latina y el Caribe con una contracción del PIB real de -7,7% en 2020. A este índice se le suma más de más de 2,7 millones de empresas que han sido cerradas y el 44,1 millones de desempleados.
El índice de las personas que viven en la pobreza también se incrementó, pasando de 185,5 millones a 209 millones, lo que representa el 33,7% de la población.
Por otro lado, la pobreza extrema sufrió un crecimiento que afectó a más de 8 millones de personas, llegando a una cifra de 78 millones.
La pandemia ocasionó la aplicación de acciones de respuestas y políticas ante el aumento de las necesidades de liquidez de las de todos los países en desarrollo, en especial la región de América Latina y el Caribe.
Para contener la caída de producción se implementaron medidas fiscales de emergencia que han tenido como consecuencia un incremento de los niveles de deuda.
Se llamó la atención sobre que si estas medidas no son controladas cuidadosamente, la recuperación y la capacidad de estos países para tener un futuro mejor podrían estar en peligro.
A pesar de que todas las economías del mundo se han visto afectadas por la crisis, las economías en desarrollo sufrieron un golpe mucho más fuerte.
Un reflejo de esto es la deuda de la región latinoamericana y del Caribe rondó en 2020 el 79,3% del PIB mundial, situando la deuda externa de bienes y servicios en un 57%.
Apoyo financiero del FMI para el COVID-19
Las economías de América Latina y el Caribe y el resto de los países en desarrollo tienen obstáculos para la creación de políticas que aumenten sus niveles de deuda, sin poner en riesgo la estabilidad de su tipo de cambio, sus reservas internacionales y sus calificaciones crediticias.
Una nueva asignación de DEG significaría un mayor incentivo para los países participantes, ya que actualmente el nivel de apoyo del FMI para lidiar con el COVID-19 es de un 12% del total de su capacidad de préstamo.
Para emisión de 500.000 millones de dólares de DEG se necesitan del 85% de la junta del FMI, y ayudaría a generar 56.000 millones de dólares en reservas adicionales para los países de América Latina y el Caribe.
En 2020 las medidas monetarias y fiscales para combatir los efectos de la pandemia fueron de 12 y 7 billones de dólares (un 24% del PIB a nivel global). Pero esta nueva emisión beneficiaría principalmente a las economías más endeudadas de la región.
Sin embargo, para llevar a cabo esta asignación debe establecerse un mecanismo que incluya en común los DEG dentro del marco de los mecanismos multilaterales que existen y una reasignación.
Todas estas medidas se llevarían a cabo con el fin de fortalecer los acuerdos de financiación regionales y de otras instituciones regionales, para incrementar la liquidez y el desarrollo económico y social de estas regiones.
Elogio a la propuesta del impuesto mundial de E.E.U.U.
El FMI elogió la propuesta de E.E.U.U. para la creación de un impuesto mundial empresarial. El mecanismo impondría un impuesto de un 15% sobre la renta empresarial, lo que permitiría una mayor inversión de los gobiernos en sectores esenciales.
La Directora del FMI, Kristalina Georgieva, comentó que la propuesta inicial era de 21%, pero que la cifra sería menor a lo planteado. Destacó que en muchos países el impuesto es de 10%, y que todo impuesto que sea superior al actual será beneficioso para la economía.
La generalización de este impuesto a nivel mundial aportaría más dinero en las arcas de Estados Unidos y reduciría la evasión fiscal.
Esta idea no es reciente, ya que tiene varios años con un primer acuerdo para el lanzamiento de la iniciativa en el año 2015 en Lima, durante la reunión de otoño del FMI, en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
La idea surgió en marzo cuando el Gobierno de los Estados Unidos propuso dar impulso en el G20 de un impuesto a la renta empresarial global.
Tras la presentación del plan de infraestructura que sería financiado mediante el ala de tributos empresariales del residente Joe Biden, la secretaria del Departamento del Tesoro, Janet Yellen, hizo mención de esta propuesta para propulsar los impuestos empresariales.
Yellen señaló que este impuesto mínimo global sería usado como una inversión para que la economía prospere en base de condiciones tributarias, que sean más igualitarias para las empresas multinacionales.
Además de que se hizo acotación a que con este tipo de mecanismos se estaría impulsando el crecimiento, la innovación y la prosperidad económica.
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/nota/el-fmi-estados-unidos-y-la-economia-internacional-2021525043